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martes, 7 de junio de 2011

La religión del salvadoreño

Generalmente en la casa de un salvadoreño no falta el retrato de una virgen o de un Jesús, así como también la santa cena o la bendición de la casa, y es que desde generaciones pasadas la religión siempre fue vista como una de las cosas más importantes para la familia por eso es que desde pequeños nos enseñan a persignarnos cuando pasamos frente a una iglesia, a ir a las procesiones de semana santa, a rezar el Padre Nuestro y asistir a la iglesia los domingos.
En el país tenemos la libertad de escoger que religión se apega mas a nuestras creencias ya sea esta católica, evangélica, testigos de Jehová, etc., y se profesa con una pasión grande que es la que nos caracteriza a los salvadoreños y un amor bastante palpable. Ahora, si hablamos de pasión, religión y amor no podemos dejar afuera a estos dos: Real Madrid y Barcelona, que amor el que sienten los salvadoreños por estos dos equipos, que pasión con la que ven cada uno de sus partidos, sentarse religiosamente a ver el juego, escapar un momento de la oficina para llamar al amigo y preguntarle ¿cómo van?, faltar a clases o llegar tarde, usar la camisa blanca o roja con un gran orgullo, gritar con cada gol, odiar a los del equipo contrario, enojarte o alegrarte por que ganaron o perdieron, en fin como amamos a estos dos equipos, que ahora las artesanías que venden en los pueblos, la mayoría son de estos, y los niños saben más de fútbol que de lo que ven en la escuela y pensar que los jugadores ahora son los ídolos de los infantes…  en general al hablar de fútbol hacemos una comparación con la religión y retomamos lo dicho por Christian Bromberger, antropólogo francés “se han comparado los estadios con santuarios y que existe mucha afinidad entre la pasión por el fútbol y la religión. Hay en efecto un espacio consagrado (el césped), oficiantes (los jugadores), feligreses con una gestualidad codificada similar a la liturgia, y toda una serie de actitudes mágico – religiosas.”
El salvador es una clara representación de cómo la pasión y el amor se unen tanto en la religión, como en el fútbol. Ahora las personas cambian ir a la misa de las 5 por ir a ver el partido al estadio y realmente sienten aquel compromiso de apoyar a su equipo y estar ahí para darles ánimos.
Es grande el corazón de un salvadoreño, se apega a lo que quiere y le toma afecto rápidamente a las cosas, quiere a pesar que lo defrauden, se entrega aunque lo desprecien y es fielmente luchador por alcanzar lo que se propone. Cree ciegamente en su religión y apoya incondicionalmente a su equipo, reza para que el portero tape el gol y agradece a Dios cuando su equipo gana… esta es la combinación que nos define y nos representa.

                                                                                                                                    Laura Arévalo

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